Si, un espanto incalificable. Es la única manera en que podemos describir este empate en cero entre Ferro y Aldosivi. Porque uno puede ser suspicaz y decir que Ferro le regaló el empate que necesitaba el equipo marplatense para zafar del descenso, pero inmediatamente se descarta esta idea, porque lo que se vio en la cancha no es ni más ni menos que lo que viene haciendo Ferro en las últimas, por lo menos, cinco fechas.
Salimos con varios cambios para cuidar titulares que tenían cuatro amarillas.
Miño al arco, línea de cuatro con Grana, Faggioli, Boolsen y Romero. Tres en el medio con Palacio, Machado y Villalva. Tres arriba con Palacio, Herrera y Díaz.
Iba a dar la formación de Aldosivi, pero sus jugadores estaban tan débiles y enfermos, se pasaron los noventa minutos caídos en el suelo y pidiendo médico, que me dio medio que me contagiaran algo.
Vamos a hacerla corta porque no hay muchas ganas de comentar este partido que, en definitiva parecía que no podía cambiar nada y lo único que cambió es que no clasificamos a Copa Argentina, algo que no puede definirse de otra manera más que FRACASO.
Aldosivi vino a colgarse del travesaño, hacer tiempo, ensuciar el partido y a sacar ese punto que lo salvara de irse al Federal B y nosotros nos entregamos mansamente a ese partido sin tener la más mínima idea de cómo cambiar el rumbo.
Cambiaron los nombre, el dibujo táctico, pero la falta de idea continuó cómo es habitual.
Otra vez fuimos un equipo largo que hace circular la pelota de derecha a izquierda y en sentido contrario, lateralizando, con esta vez los tres delanteros siendo fácilmente absorbidos por la línea de seis (por momento siete) que planteaba Aldosivi.
Pases anunciados y sin verticalidad ni sorpresa, el único que intentaba la diagonal era Palacio que cambiaba de banda según el partido se lo pedía y que en su sociedad con las subidas de Grana, era lo único que despertaba alguna esperanza de romper la paridad.
El fondo no sufría más que nada porque los marplatenses no atacaban y el único intento eran los pelotazos de treinta o cuarenta metros que eran muy bien controlados por Boolsen.
Díaz generaba faltas, algo que ya se puede decir que es casi su especialidad, pero no servía de mucho ya que o terminaban en centros a las manos del arquero o en la cabeza de los dos centrales.
Lo poco vertical o de cambiar el ritmo que se veía, lo generaba el Keko, pero se lo comían en el medio un poco porque le hacían el dos/uno y un poco poque no tenía con quién jugar
Retamar, perdía con su marca lo que hacía que Herrera se corriera a la banda a buscar alguna pelota con la que crear peligro.
El primer tiempo se fue casi sin llegadas de ninguno de los dos, más allá de algún “borbollón” de Ferro.
Cordon manda a Núñez x Retamar y en la intención de Waly de encarar se veía alguna esperanza para cambiar el rumbo del partido. Pero estaba muy solo, Romero se adelantaba para asociarse pero nunca conectaban, más por impresición que por la acción de la defensa del equipo de Mar del Plata.
Las siguientes modificaciones no varían el partido. La buen noticia es el debut del “Colo” Fernándes Pinto x Palacio, después ingresan Colombini y Olmedo x Díaz y Villalva pero todo sigue igual.
Nada va a cambiar el destino de 0-0 que tiene el partido. Llega el penal inevitable y el gol de Deportivo Rastrero y quedamos afuera de la Copa Argentina.
Lo que preocupa no es en sí este partido, sino que es muy probable que este sea el mismo planteo que haga Agropecuario en el próximo partido del reducido, considerando la ventaja deportiva. Me imagino al CT del equipo sojero mirando el video de los últimos partidos de Ferro y restregando las manos. Porque además uno supone que el equipo de Carlos Casares va a ser más que este paupérrimo Aldosivi.
Lo que se viene es muy complicado realmente, salir a ganar y hacerlo de visitante es algo que ya de por sí es difícil. Con la actitud y aptitud mostrada en los últimos partidos, casi que imposible, pero esto es fútbol, el deporte más hermoso del mundo y completamente impensado. Quedan tres semanas para corregir cosas casi desde cero, y principalmente cambiar el chip y transformarnos en un equipo que sea vertical, que entienda que gran parte de un partido se define en mediocampo y por sobre todo que hay que ser vertical y disruptivo para tener alguna chance.
Es difícil pero también es posible.
