Y si, la metáfora de escribía sola. Estrenamos la camiseta naranja, en homenaje a aquel fantástico equipo del 74, el mejor de la historia después de los equipo que salieron campeones, pero no pasó “naranja”. Repetimos errores, volvimos a ser imprecisos, otra vez no supimos a que jugar y el empate en cero deja a las claras lo que fue el partido.
Salimos con Ruiz al arco, línea de cuatro con Murillo, Lorenzo, Boolsen y Rodríguez. Cuatro en el medio con Blanco, Fernádes Pinto, Mussis y Mosca. Arriba Retamár y García F.
Los sanjuaninos con 11 padres del aula.
Cordon ya hace un tiempo que adoptó el 4-4-2, que es cierto, le da un poco más de seguridad defensiva (segundo partido consecutivo que teminamos con el la valla invicta) pero le hace perder profundidad ofensiva o esa salida rápida en la contra que caracterizaba a este equipo.
Pero la principal “contra” que tiene este esquema es que los dos extremos por afuera, que plantea Cordon, ninguno sabe cumplir esa función. Porque no le funcionó Gómez contra Arsenal y mucho menos Blanco y Mosca en este partido.
Ricky es enganche, es distinto y es impredecible, si vos lo pegas a la banda y lo sacas del circuito de juego, perdés absolutamente esas cualidades y lo único que logras es el fastidio del jugador.
Mosca es un buen lanzador, pero no tiene la marca en su ADN. Lo hace si, persigue a los volantes o laterales contrarios, pero se cansa, pierde posición en la cancha y también termina fastidiado.
El doble cinco es lo único del medio campo que funciona, pero el Colo es un tremendo pichón de cinco “tapón” pero el roba y se la da corta a un compañero, no le pidas “magia” o pases filtrados. Entonces cuándo levanta la cabeza tiene a los dos que saben muy lejos y así, casi obligadamente juega para atrás o se la da a Mussis y Mussis parte agua, en la cancha escucho mucho plateista que lo putea, que lo quiere sacar y para ser sincero hoy es un jugador vital. Es cierto que es desparejo, pero es un hibrido, sabe con la pelota, roba y habitualmente se la da a uno de verde (de naranja en este caso).
Así Ferro tuvo la única clara de todo el partido, el volante roba y le mete un pase filtrado a Retamar que, mano a mano, define al medio y se la va alto.
El primer tiempo fue parejo, hasta diría que los sanjuaninos jugaron un poco mejor. Porque de todas las murgas, que se hacen llamar equipos, que vinieron a Caballito, San Martín es el que mejor jugó.
Prolijo en el traslado, nos robó la pelota y nos costaba recuperarla. Solo lo hacíamos en el fondo porque Lorenzo nuevamente jugó un partido bárbaro y lo laterales estuvieron muy atentos a lo ataques de ellos, pero eso nos quito profundidad, porque ni Murillo ni Rodríguez podían pasar al ataque. A eso sumale lo señalado sobre Mosca y Blanco, nuestra única arma ofensiva era saltar líneas y ver si Franco García se la podía aguantar y de ser así, habilitar a Retamar.
Muy poco cómo para ganar el partido.
En el segundo tiempo las cosas para el partido cambian…para mal. Porque San Martín, que un poco de “metejón” con el empate tenía, a partir de ahora ya es un enamoramiento con pasión. Se cierra bien atrás, lee que Ferro no le va a generar grandes riesgos y hasta quizás, en la lotería de una contra se lleva el partido.
Ferro es impotencia, imprecisión y obviedad para jugar la pelota y de esa manera no solo el partido es malo sino que el 0-0 parece inamovible
Cordon mueve el banco y manda a Sosa x García y aquí la cosa se pone directamente surrealista. Admito que no conozco la carrera de Sosa, pero en la consulta, googleandolo y hasta él hablando, me parece que juega de 9 clásico. Su forma física también lo avalaría, pero el DT lo para contra la banda “haciendo de García” y de nueve se para ¡Blanco! Con Retamar por el otro extremo. A la segunda pelota que agarra Sosa y encara por la raya te das cuenta que eso va a ser imposible
Dura poco el experimento porque ocho minutos después el Gordo manda a García, S. x Blanco y al rato Cáseres y Mercado x Mosca y Mussis.
Ahora el desorden es la constante, lo únicos que mantienen un orden son los cuatro del fondo y el Colo. El resto hace lo que mejor cree y la única manera de que los sanjuaninos o Ferro hagan un gol es que alguien cometa un grave error. Nada de eso pasa y el 0-0 sella un partido malísimo.
Que se entienda, no es perder dos puntos empatar con el primero, que además demostró que es un buen equipo, más cuándo vos estás séptimo. Es más considerando lo poco que generaron ellos es hasta una buena noticia teniendo en cuenta lo que puede pasar más adelante en el campeonato.
Pero el tema es que seguimos sin encontrar la “nuestra” ¿A qué juega Ferro? Porque los ejecutores del plan de juego no sienten lo que se plantea o por lo menos no tienen las características de lo que pide la posición.
Así desperdicias un plantel al que todos consideramos cómo uno de los mejores de la categoría y obviamente se hace muy difícil.
