Señales del Nuevo Tiempo

Melena

Si, el título es medio “pomposo”, pero lo que quiere decir es que, a los hinchas de Ferro nos podrán decir de todos, pero lo que nadie nos podrá señalar es que no tengamos un sexto sentido para leer las señales de un partido.

Y esas señales, que reconocemos casi cómo un estigma, pareciera estar cambiando con este Ferro 2023

¿A qué señales me refiero? Las que sentimos en cada partido en esta categoría de mierda, y que se repiten cómo un designio siniestro. Todos los hinchas del Verdolaga, aunque lo guardemos como un secreto ancestral, aunque no se lo digamos ni a nuestros mejores y mas fieles amigos, sabemos que:

  1. Partido que tenemos “si o si” que ganar, lo perdemos o lo empatamos
  2. Cuándo más mala la campaña del rival, más impresentables las estadísticas más posibilidades que nos ganen sin atenuantes
  3. Cuándo más nos ilusionamos, menos obtenemos
  4. Al mejor rival, el que mejor juega, el que mejor campaña está haciendo, indefectiblemente le vamos a ganar jugando un gran partido
  5. Cuándo más enderezamos una campaña mala, más perdemos el partido en dónde nos hagan un gol de otro partido.

Lo hemos visto infinidad de veces en estos infinitos años que estamos en la “B”, mientras lo vas leyendo, más te vas acordando de los partidos que me refiero.

Pero ahora (shhh, no digas nada) parece que estas señales van cambiando.

Porque fuimos a Córdoba y cuándo nos clavaron el primer gol, todos pensamos “Listo, fue lindo mientras duró” Y esta afirmación, que suena tiraculo, los hinchas de Ferro sabemos que no es por eso que lo decimos. Lo decimos porque, con rigurosidad casi científica, se viene repitiendo año a año. Pero algo cambio

Salimos con Jachfe al arco, línea de cuatro con Grana, Arena, Alvarado y Rodríguez. Cuatro en el medio con Campos Vazquez (por Machado por una lesión muscular), Erbes y Moreyra. Arriba Herrera y Díaz,

Racing, ahí va la formación Cejas, Perfumo, Basil…¿Cómo?…¿No era Racing del 66? Ah, yo pensé…perdón no sé la formación de estos muchachos, el último que conozco es la “Araña” Amuchastegui.

Los primeros minutos del partido pareciera que nos bajamos en Rosario y a Córdoba no llegamos. Ellos nos roban las pelotas y todas las dudas que parecían haber quedado atrás, nos vuelven encima. Tampoco es que nos pasaron por arriba, pero nos entran por las dos bandas, no agarramos la pelota y ellos se pierden un par de goles.

Pero esto no duró más de 15 minutos, porque cuándo ajustamos las marcas, metimos un poco más de presión y cortamos los circuitos de juegos de Racing, el partido se hizo parejo.

Se notaba la ausencia de Machado en el medio porque Erbes era el que supuestamente tenía que hacer el trabajo del uruguayo pero perdía en la marca y Vázquez  no estaba preciso en la jugada corta.

El equipo pese a eso, tenía solidez en lo defensivo, con Arena pero también con Alvarado que ganaba en los uno contra uno y también de arriba. Dejamos de sufrir en las bandas, pero cuándo teníamos la pelota intentábamos juego asociado, pero no era la noche ni de Campos ni de Moreyra que si bien, sumaban en la marca no estaban fino en la ofensiva. Díaz y Herrera desabastecidos en el frente de ataque, trataban de sacar agua de las piedras pero los absorbía una defensa de Racing que se mostraba sólida.

El primer tiempo es un bodrio y al final el 0-0 más que un resultado es un veredicto.

En el segundo, de entrada, nos vacunan. Centro al área, no vamos a decir que la defensa duerme porque la lógica era que el tipo este parara la pelota o pivoteara hacia afuera, pero no, lo posee el espíritu de Rivaldo, tira su cuerpo hacia atrás, la engancha de media chilena y la manda adentro. Lo podrá intentar mil veces más y lo más probable es que se quiebre la cadera antes de enganchar la pelota, pero con nosotros la manda adentro.

Acá pintaba para partido perdido, porque esas señales de las que hablaba al comienzo del comentario, se daban todas juntas…pero no.

Un poco porque Ferro absorbió el golpe, otro poco porque “Chiquito” Bossio (Si, el DT de ellos es el ex arquero) intentó poner dos micros y tres carretas delante del arco, nos regaló la pelota y se colgó del travesaño, fuimos llevando el partido contra el arco de ellos.

Nos costaba es cierto, no jugábamos bien pero los cordobeses no cruzaban mitad de cancha con un planteo de 5-4-1 que por momentos era 5-5-0 y por otros directamente era 11-0-0.

Teníamos la pelota, la hacíamos circular, ampliábamos la cancha pero nos faltaba la puntada final, ese pase entrelíneas o esa pared que rompiera el cerco que armaban ellos.

No descubro nada si digo que Cordon a veces tarda en hacer los cambios, el primero lo hizo a los 26 Retamar x Herrera y porque el delantero sintió una molestia. Pero de ahí en más mando todo a la cancha. Olmedo y Palacio x Campos y Moreyra,  Galetto x Vázquez. La idea era Retamar y Palacio por afuera, Olmedo generando el juego y el cambio de Galetto por Vázquez para que este si hiciera cargo de la poca recuperación necesaria y Erbes más del juego asociado.

Pero no nos salía nada, y no podíamos generar peligro. Cuándo ellos ya habían puesto el partido en el freezer y encima se habían perdido la oportunidad del empate, por un error en la salida que resolvió Lucho de gran manera, llegó el empate.

Tiempo cumplido, córner de la izquierda, rechazo de ellos, el Perro la mete al área de nuevo y Arena, de guapo, gana la pelota, no puede definir de entrada pero el rebote sale para atrás y para arriba para que, de cabeza, ponga el 1-1.

Lo tuvo Retamar en la jugada siguiente, pero el travesaño se lo negó. Es cierto que hubiera sido injusto pero ¡¡A quién le hubiera importado!

Y así, un partido que parecía terminado, finaliza en un empate que, en definitiva, es justo.

En lo futbolístico probablemente haya sido uno de los partidos más flojo de la “Era Cordon” pero en lo anímico y principalmente en lo casuístico en lo concreto un punto importante que sirve para empezar a dejar atrás esas señales que siempre se repiten y parecen jugarnos en contra.

Se viene Deportivo “Rastrero” un equipo que juega con uno de amarillo en toda la cancha y dos, con banderines en la mano, bien abiertos por la banda. Fundamental para validar este punto y empezar a creer que las cosas comienzan a cambiar de raíz.

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