Lunes otra vez

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Si “Lunes otra vez” y de noche y todo igual y todo sin cambio. Cómo esas pesadillas recurrentes con la que los psicólogos se hacen un festín. Después de este cuarto partido un lunes a la noche (en la era Fernández, porque llevamos unos cuántos más) me fui pensando si éramos exagerados en la manera que venimos despidiendo al equipo o, aún peor, cómo nos ponemos durante los espantosos 90 minutos que nos viene dando Ferro cada…lunes a la noche. Ya todos sabemos lo de los 20 años en la B, la vara alta que traíamos del año pasado, la constante falta de un proyecto, los desaguisados que se hicieron todos estos tiempos con el fútbol profesional de Ferro y todas las razones que todos conocemos. Pero me parece, por lo menos en mi opinión, que lo que nos ha colmado la paciencia, lo que poco a poco nos corroe, no son las razones arriba enunciadas sino, la constante repetición de las obviedades, al punto de hacerte dudar si el asunto no es a propósito. Esas obviedades que no necesitás tener un “Doctorado en Fútbol” para saber que no van a salir bien. Obviedades que simplemente son de un razonamiento lógico y que se aplican a cualquier orden de la vida. Yo no sé nada, entre tantas cosa, de tenis, pero si un jugador jugó toda su vida en una superficie, seguramente cuándo juegue en otra distinta no le va a ir bien, y ese tipo de cosas se repiten una y otra vez en Ferro, al punto de pensar “¿Cómo no se dan cuenta?” Ejemplos de estos últimos tiempos: “Che, el plantel que le están armando a Osella no es el adecuado para el fútbol que TODA SU VIDA jugó el DT” ¿Resultado? Afuera Osella en una primera rueda horrible. Traer un pibe, encima un central, de un club aunque sea de primera y ponerlo después de tres entrenamientos, es cómo que no va a funcionar. No hace falta que mencione el resultado. “Che pusieron ese pibe y relegaron a un chico del club que encima había jugado bien ¿No pasará que a la hora de firmar el contrato el jugador del club no quiera firmar, hinchado los huevos por el destrato y que su futuro sea algún equipo de la B Metro? Che, se nos fue un cinco de marca, el de inferiores que teníamos lo prestamos ¿No vamos a improvisar a un cinco cuándo necesitemos uno? Y ahí lo tenes al pobre Gómez dejando la ropa en un puesto que no conoce. Che la línea de cinco, todo bien, pero no quiere decir que los extremos se transformen “mágicamente” en laterales. Y ahí está la línea de cuatro con Alvarez de tres. Pongo los nombres porque son los de ahora, pero todos estos tipos de obviedades se vienen repitiendo año a año. En lo macro podemos discutir si hay o no hay que tener un proyecto, si las inferiores si o las inferiores no, si conviene un gerenciamiento o un “asesoramiento”, si es tolerable 20 años de ascenso, pero eso es macro, debatible. Las obviedades no lo son, la respuesta es obvia y eso es lo que nos pone “irritable”. También es obvio que (Fernández dixit) “Se trabaja mejor si de afuera se apoya” pero es muy difícil apoyar algo que ladra, tiene cuatros patas, mueve la cola y te dicen que es un ornitorrinco. Y esto es lo que pasa año a año y este lunes no fue la excepción. Salimos con Miño al arco, línea de cua…no perdón, línea de cinco con Grana, Díaz, Arena, Pardo y Cáceres. Tres en el medio con Mosca, López y Asprea. Arriba Márquez y Díaz. Ellos con 11 “independecianos” mendocinos. ¿Los primeros minutos fueron buenos? Ni cerca, seguro que fueron lo mejor de Ferro en el torneo, pero no fueron buenos. Simplemente hubo un poco más de juego asociado que en otros partidos, no mucho, y una presión a la hora de recuperar la pelota un poco más efectiva. Algún que otro lejano acercamiento al área (perdón por el oxímoron) y no mucho más. Lo suficiente para ser un poco más que los mendocinos, pero no lo suficiente como para crear alguna jugada de riesgo. No fuimos tan fundamentalistas a la hora de salir por abajo, y saltamos líneas cuándo la ocasión lo pedía, pero la segunda pelota no la ganamos nunca. El equipo se fue haciendo largo. Mosca se sacrificaba en la marca, pero no tenía con quien armar un circuito de juego, porque a Asprea lo tenía parado a 20 metros al costado y a López atrás o delante. Cáceres no se la pasaba a los compañeros y la única salido era Grana por derecha y todo su sacrificio. Sobraba uno abajo, porque Arena estaba sólido en la marca y ellos, cómo mucho atacaban con dos, pero justamente el tipo que nos sobraba atrás nos faltaba en el medio. El partido era espantoso y las únicas claras de ese primer tiempo fueron de ellos y otra vez Miño nos salvó en un par de oportunidades. Los de arriba, entre que todavía le falta estado y la pelota les llega por el aire o imprecisa, perdían en todo momento con los del fondo de Independiente. Nuestro único recurso era la “bola pinchadita” de Mosca que eran pan comido para el fondo de ellos. Por afuera nada, por el medio nada y así es muy difícil, no solo patear al arco sino llegar, aunque sea al área. Para el segundo, no sé si en algo que estaba hablado, el DT manda a Díaz de cinco, arma un 4-4-2 y a los quince minutos lo saca al capitán. En ese lapso de tiempo Díaz había corrido por todos lados e intentado presionar alto, no queda claro si fue voluntad de él u orden del DT. Entran Gómez, Maidana y Ruiz Gómez, por el mencionado Gaby Díaz, Asprea y Enzo Díaz. Hay otro planteo táctico, otros jugadores, pero nada cambia porque el problema surge desde la concepción del juego. No hay sociedades, no hay pases filtrado, no hay sorpresa, lo que sí hay es superposición de jugadores y pelotazo frontales sin sentido. Entra Román por López y Alvarez por Cáceres, cambios que parecieron más para cumplir con los reclamos de la tribuna, que para cumplir alguna función espcífica. La única forma en que podemos hacer un gol es que ellos cometan un error muy grande y eso no va a suceder porque a Independiente le empieza a gustar el empate (me parece que a nosotros también). Lo único es un tiro de Mosca a las mano del arquero y una jugada dónde Miño casi como central salva un mano a mano El final es un 0-0 cantado desde que la pelota empezó a rodar. Uno quiere creer en este proceso, pero es tan poco lo mostrado hasta ahora que cuesta. Volviendo al principio, se puede jugar bien o mal, pero lo que molesta, lo que inquieta es la sucesión de errores, repetidos en el tiempo y que son obvios que van a suceder al tomar la decisiones que se toman. Las dos semanas venideras (Ferro queda libre) serán vitales para saber para que puede llegar a estar este equipo.

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