Claro que era una quimera suponer que ganábamos los 5 partidos. Claro que eran un espejismo fuera de contexto los 4 goles del domingo. Claro que habíamos entrado en un éxtasis incomprensible para lo que habíamos padecido semanas atrás. Pero es que en Ferro, hace tantos años que estamos acostumbrados a agarrarnos de cualquier pedazo de madera en medio del océano, que tenemos la extraña capacidad de crearnos una ilusión igual. Sin objetividad ni argumento alguno, simplemente porque queremos creer en milagros de la pelota que nunca se cumplen y nos terminan dejando vacíos como hoy. Pero eso, lamento decirlo, es culpa nuestra, enteramente nuestra. No se lo podemos reprochar a nadie.
Porque la mayoría de los jugadores son mediocres y lo sabíamos. Porque Cordon hizo lo que pudo con lo que tenía, pero también cometió errores. Porque la secretaría técnica no se sabe qué aportó en concreto. Y porque los dirigentes hace rato que no están a la altura de un equipo profesional de fútbol, y eso ya lo venimos sabiendo hace varios años. La derrota, justa, lógica, a la que le sobró un tiempo, no justifica hacer leña del árbol caído. La suerte está echada.
Ahora vendrán las explicaciones de casette, y como siempre, se prometerá cambiar un par de cosas para que (también como siempre), no cambie nada. Ya recitamos de memoria el cuento de la buena pipa. Pero hay algo peor : y es que dentro de un tiempito, nosotros nos volveremos a ilusionar cuando estemos flotando otra vez en medio del océano y aparezca un pedazo de madera.
Y si, hasta hace unas horas puteabas hasta quedarte afónico y ahora estás desesperado por saber con quién jugamos el próximo partido. No te acomplejes ¡Eso es lo lindo del ...