Para empezar a analizar este partido con Almirante arranco con algunas definiciones polémicas.
Prefiero jugar 90 minutos mediocres, pero con cierta “constante futbolística” a el Ferro que te arrasaba con un “fútbol total” 15 o 20 minutos del primer tiempo y luego caía en un bache irremontable.
Prefiero este equipo concentrado en lo que tiene que hacer para ganar un partido “chivo”, casi sin grandes errores y metiendo en el arco contrario una de las pocas jugadas de riesgo que generó; que crear varias situaciones claras, no meterlas y terminar cometiendo errores que nos han costado puntos vitales en este torneo.
Banco, cuándo el contexto lo requiere, armar una línea de cinco, tres en el medio y uno arriba (recordemos que teníamos uno menos) si con eso cerras el partido dónde sumar de a tres era vital.
Porque este torneo no te deja otra. Se valora la búsqueda de protagonismo, pero cuándo hay que terminar de plasmar el partido, y notas que al rival no se le cae una idea, ser cauteloso es también ser inteligente.
Salimos con Miño al arco. Línea de cuatro con Murillo, Sosa, Arena y Cáceres. Dos delante de ellos con Mosca y Gómez. Tres en el medio con Ruiz Gómez, Nuñez y Giaccone. Arriba Gordillo
Ellos con once “patovicas” de Jesse James.
El partido arrancó cómo siempre, con un Ferro vertiginoso por el lado de Giaccone, que superaba al lateral por ese costado. Nuñez suelto en el medio, se asociaba con el externo y de esa sociedad surgía lo más interesante de Ferro, de hecho el pibe, al minuto, mete una apilada increíble que si terminaba en gol había que terminar el campeonato.
Éramos más, no muy superiores, pero más.
Gómez en el medio seguía cumpliendo con su “Master acelerado de cinco” pero no había conexión con Mosca, que jugaba muy por derecha y lejos del “Murga”
El partido no era bueno, porque los que defendían se imponían sobre los que atacaban. Tanto el fondo de Ferro como el de Almirante tomaban bien las marcas y casi no había jugadas de peligro.
Ferro arrimaba con las subidas de los laterales, especialmente con Murillo, pero no teníamos presencia en el área.
Lo mejor venía por el lado de Giaccone y aún así no éramos profundos.
El primer tiempo se iba sin pena ni gloria hasta que, justamente Giaccone desborda, tira un centro pasado para Murillo, que entrando por el segundo palo, le pega casi de volea, tapa el arquero y el rebote le queda para el cabezazo de Gordillo que la manda al fondo del arco.
Un compendio de lo que había sido el partido hasta ahí.
Casi sobre el final, otra asistencia del pibe de Central que Gordillo, mano a mano definió mal.
En el segundo tiempo uno espera, cómo es lógico en esta categoría, el visitante en desventaja abandone un poco el amarretismo defensivo y salga a buscar el empate.
Con espacios, Ferro tiene jugadores para aprovechar la velocidad y jugar de contra. Pero llega la expulsión de Ruiz Gómez (con un foul innecesario) y los planes cambian. Lo de Ruiz Gómez es extraño, porque suma más en la contención que en la ofensiva. Cuándo va por izquierda ayuda a Cáceres y cuándo lo cambian a la derecha ya no es tan útil en esa función.
La dupla mandan a Fernández y Yegros por Giaccone y Gordillo pensando en jugar con uno menos, pero antes de los cambios, el cuatro de ellos que jugaba “gratis” desde el primer tiempo, se hace echar con un foul violento e innecesario y todo vuelve al principio.
Acá vuelvo a lo que señalaba al comienzo, quizás no haya sido lo más afortunado sacar un extremo y el único 9 para poner un central y un “polifuncional”, pero es entendible.
La idea es ceder la iniciativa y que alguien (Mosca, Nuñez) generen juego con Brian. Cerrar el partido con el 1-0 que cotizaba en bolsa.
¿Es feo? Si ¿Está mal? Para nada, esta categoría desayuna románticos futbolísticos y vomita líricos.
Armamos la línea de cinco, Mosca tiene la pelota y pagando el mal armado de plantel que hicieron a principio de año, tenemos que mantener a Gómez con amarilla en cancha porque no tenemos un cinco que lo pueda reemplazar (Pareciera que no fue tan buena idea dejar ir a Miranda y traer pibes de Racing y Boca)
Entra Villalva X Nuñez, la apuesta puede ser buena, pero la verdad es que no hay conexión ni juego asociado. Si hay orden en los tres centrales para controlar lo poco que generan los de Casanova.
La única manera que ellos puedan generar algún peligro es que aprovechen alguno de los 759997 tiros libres inexistentes que cobra el inútil del árbitro (otro más de la colección de infradotados que tiene Beligoy en su granja) pero ni así arriman peligro.
El partido termina con la insólita expulsión de Sosa por un foul que ni siquiera lo es.
Tres puntos claves, en este “minitorneo” de 10 fechas que tenemos que ganar si queremos entrar al reducido.
Habrá que mantener este pragmatismo futbolístico más allá de las fronteras de Caballito y empezar a ser lo suficientemente prácticos de visitante para seguir sumando
Si ya sé, pragmatismo y practicidad no congenian con buen fútbol, pero por ahora lo que interesa es el reducido
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